Páginas 26-30

Página 26

Ahora tengo la respuesta.Conozco la verdad. No volveré a tocar esa cosa maldita. Y nadie más debería tocarla, ni ahora ni nunca. He intentado destruirla, pero ni se dobla ni se rompe ni se funde. La ironía es que, si le preguntara al Fruto, él me explicaría qué debo hacer. Pero incluso esta promesa no es suficiente. Siempre guarda un don más que entregar. Debo contenerme. Lo mejor será encerrarlo. Lo llevaremos a la isla, que antaño fue de ellos y ahora es nuestra. Allí hay un tesoro, bien escondido, y eso tendrá que bastar. Es peligroso separarme del artefacto, pues otros podrían descubrirlo. Pero tenerlo cerca es incluso más peligroso, pues llegado el momento me tentará. Soy débil. Todos somos débiles.¿ Quién no lo sería?
¡Ah, las cosas que he visto! El relato está aquí, dentro del texto. No entre líneas, sino debajo de ellas, donde sólo nuestros ojos lo pueden ver. Ve y compruébalo tu mismo. Ojalá tengas éxito donde los demás y yo hemos fracasado. El tiempo avanza, y trae con él nuevos descubrimientos. Tal vez un día la puerta se abra y el mensaje sea entregado.
Tendrán su profeta.

Página 27

Estamos creciendo. Cada día acude más gente a nuestras fortalezas: hombres y mujeres, jóvenes y viejos de diversas tierras y distintas religiones. Sus historias son similares. Todos han descubierto la primera parte de nuestro credo: que nada es verdad.
A menudo, esta revelación los destroza. Pierden la ética, la certeza, la seguridad. Muchos se vuelven locos. Nosotros debemos guiarles y ayudarles a curarse. No hay que volver a llenar sus mentes con cuentos de hadas, sino con conocimiento. Que obtengan respuestas, pero que sean difíciles y complejas, como es la vida.

Página 28

¡Eureka! Hemos encontrado la forma de cambiar la estructura de la hoja oculta de modo que sirva para disparar pequeños proyectiles. Puede causar graves daños,incluso a gran distancia. Confieso que la forma en que llegué a este descubrimiento fue un tanto arriesgada. Pero he descubierto que, en pequeñas dosis y con la mente concentrada, se puede usar el Fruto sin efectos adversos. O eso espero.
El combate con proyectiles no es desconocido para nosotros, pues lo hemos observado entre nuestros vecinos orientales. Pero sus armas son mucho mayores… e insuficientes para nuestras necesidades. He encontrado. He encontrado la forma de miniaturizar sus diseños y reducir su arma a un tamaño y forma que se adapta a la muñeca.
También hemos refinado la fórmula del polvo que hace de combustible, para que puedan usarse ingredientes comunes. Se trata de un conocimiento muy peligroso, que sólo debemos compartir con nuestros aliados de confianza.

Página 29

Una oscura marea se levanta al Este. Un ejército de tal tamaño y poder que siembra la inquietud en todas las tierras. Su caudillo es un hombre llamado Temujin, que ha adoptado el nombre de Gengis Kan y que conquista y somete todo lo que se interpone en su camino. Sean cuales sean sus motivos, hay que detenerle. Si yo fuera más joven, intentaría emprender en secreto esta misión, pues sospecho de la presencia de un Fragmento del Edén.
Pero mis días han pasado y debo pasar la responsabilidad a otros. Es hora de que ella y yo hablemos con nuestros hijos. Viajaremos allí juntos, para ponerlos a prueba y para detener esa amenaza.

Página 30

Pronto abandonaré este mundo.
Llegó mi momento. Las ideas y temores nacidos de ese pensamiento llenan todas las horas del día. Sé que los elementos de mi cuerpo volverán a la tierra. Pero ¿qué hay de mi consciencia y de mi identidad? Es decir, ¿qué pasará CONMIGO? Sospecho que todo acabará, que no hay un más allá ni un regreso a este mundo. Simplemente, se habrá terminado. Para siempre.
Nuestras vidas son breves e intrascendentales. El universo no se preocupa por nosotros, ni por lo que hemos hecho. Si yo hubiera elegido el mal en lugar del bien,si hubiera utilizado el Fruto en lugar de ocultarlo, habría dado igual. No hay balance ni recuento, no hay juicio final.
Tan solo silencio, y una oscuridad absoluta. Y así he empezado a preguntarme: ¿No hay una forma de evitar, o al menos demorar, el abrazo de la muerte?
Quienes nos precedieron no debían ser tan débiles ni frágiles como nosotros. Pero he jurado no volver a tocar el artefacto, ni asomarme a su núcleo. Aunque, ahora que me acerco al final, ¿Qué daño puede hacerme una última mirada?.

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