Guerras Italianas – Cap.2

Lonigo, Italia – 1510 – Francesco Vecellio

A LA CAZA

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Mi objetivo es viejo y no sospecha nada. Pronto morirá de viejo… si yo lo permito. Estoy aqui para enviar un mensaje a sus aliados. Debo estudiar sus rutinas y sus puntos débiles, y sembrar la discordia en su comunidad.

De Boca en Boca

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A menudo, la mejor forma de obtener información es simplemente pasear. Elijo las calles más transitadas de Lonigo y sigo el deambular de la multitud, sin llamar la atención, pero lo bastante cerca para entreoír las conversaciones.
Escucho a un grupo de campesinos que tienen una disputa de lindes con Nicolás. Veo que le sobran enemigos.
No tengo información específica, pero la gente parece muy nerviosa. Quizá pueda usar eso en mi provecho.
Cuando el volumen de las voces sube, la gente cree que eso tapa sus conversaciones. Escucho.
Los guardias de Nicolás se burlan de él fuera de servicio. Interesante.
Una pareja discute sobre Nicolás. Confirmo un rumor y me escabullo antes de que se vuelvan. La paranoia alimenta los chismorreos.
Tras un día de pasear entre la gente, capto el pulso de Lonigo. No solo comprendo cómo piensa el pueblo, sino cómo se mueve. Estoy un paso más cerca de atrapar a mi presa.

Tabernario

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Cuando un veterano deja atrás sus días de gloria, a veces intenta revivirlos comiendo, bebiendo y alardeando de sus victorias en una taberna. Aprenderé mucho de mi objetivo visitando sus lugares favoritos.
La gente de esta taberna se ríe de los increíbles relatos de Nicolás, y no hace más que encontrar fallos en ellos.
Los guardias de Nicolás frecuentan este lugar. Les lleno las copas, y ellos acaban hablando.
Me permito unas cuantas copas, no tantas como para aturdirme. El dueño me cuenta las hazañas de borracho de Nicolás.
Me siento con una criada de Nicolás. Intenta cambiar de tema, pero me las arreglo para sonsacarle información.
Invento un apasionante relato sobre las proezas de Nicolás. La gente protesta y me hace ver las contradicciones de mi historia.
Los vecinos de Lonigo están hartos de los excesos de Nicolás. Mis visitas a sus tabernas favoritas me han permitido conseguir información y aliados.

Detención

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Nicolás ha estado recibiendo mensajeros de Roma. Se mueven entre las sombras, casi siempre sin guardias: presas fáciles para mí. Si se niegan a brindarme la información que quiero, tengo técnicas para hacerles hablar.
Este correo es testarudo, pero si le rompo un hueso seguro que habla.
Me cuesta darle caza, pero he memorizado los callejones de Lonigo. Cuando le atrapo, no tarda en revelar su mensaje.
Este correo me desafía, así que pongo mi hoja en su cuello, y habla.
Demuestro mis conocimientos de anatomía con el cuchillo. El correo me cuenta todo lo que sabe.
Mi víctima se niega a hablar pese a mis esfuerzos. Le mato con rapidez y saco información de sus pertenencias.
Nicolás de Pitigliano no ha abandonado el juego. La información obtenida de sus correos tiene implicaciones muy preocupantes.

Canto de Sirena

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Mi objetivo pasa las noches con una dama caprichosa en cada brazo. Las usa para sentirse joven. Sin duda estas cortesanas conocen secretos que a él le gustaría enterrar.
Por suerte, a esta mujer le interesa más el dinero que la discreción.
He descubierto un detalle fascinante, aunque desagradable.
Sospechaba que los vicios de Nicolás podían ser raros, pero estos superan incluso mi imaginación.
Parece que el cariño de esta mujer por Nicolás es sincero. Soy cauteloso. Sus reacciones me dicen lo que quiero saber.
Nos reímos cuando ella describe los… problemas de Nicolás.
He descubierto viles detalles de la vida privada de Nicolás. Vienen bien para mis planes, pero pasaré años tratando de borrarlos de mi memoria.

Hasta el Último Detalles

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Mi orden se enorgullece de su precisión. Debo estudiar la conducta de mi objetivo antes de atacar, y tener un plan de huida. No hay lugar para el error.
Enmascarado entre los movimientos de la multitud, estudio las entradas y salidas de Nicolás. Anoto el número de guardias que le acompañan y el tipo de armas que llevan.
Desde un tejado, veo llegar a los invitados de Nicolás: cortesanas, correos, nobles y granujas. Suelen venir de uno en uno, pero a veces llegan en grupos muy nutridos.
Estudio las puertas y ventanas de la casa de mi objetivo. Si decido matarle aquí, debo estar preparado para cualquier sorpresa.
Sigo a Nicolás y sus guardias cuando van al mercado. Tomo nota de lo que compra y de quién se lo vende.
Pongo a prueba a los guardias de Nicolás tirándoles piedras o dando voces. Estudio su forma de actuar cuando se mueven para investigar, y mido el tiempo que tardan en dejar la caza.
Confío en que ya puedo predecir los movimientos diarios de Nicolás, e intuyo cómo reaccionarán sus guardias ante un ataque. Pronto me aprovecharé de esta información.

CEBO Y TRAMPA

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Mi trabajo no es solo matar a mi objetivo, sino destruir su influencia sobre Lonigo. Le despojaré de su poder, profanaré su nombre y haré que su legado muera con él.

Política

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Los políticos de Lonigo han ignorado, falsificado e intervenido para cubrir a Nicolás. Sin duda recurre a ellos ahora que he puesto a la ciudad en su contra. Encontrará sus oficinas vacías.
Este me amenaza, pero en cuanto se da cuenta de a qué me dedico, empieza a suplicar.
Despacho a mi víctima desde un tejado cercano. ¡Un disparo perfecto!
Lucha por hablar mientras aprieto la cuerda en su cuello. No me interesa lo que quiere decir.
Ofrece dinero por su vida. Previsible. Como su huida al comprender que no aceptaré su soborno.
Este político tiene cierta habilidad en la esgrima, pero a la primera estocada que falla le ensarto.
He cortado todo lazo poderoso al que Nicolás podría recurrir, pero me arriesgo a exponerme si me demoro mucho. Debo atacar pronto.

Asesinato de Personaje

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La gente de Lonigo ya está indignada con Nicolás. ¡Es hora de darles rienda suelta! Mis ayudantes esparcirán rumores y acusaciones contra él e incitarán a la violencia.
Se dice por ahí que Nicolás siente una atracción no muy sana por su caballo. ¡Debe estar furioso!
Los trabajadores del mercado echan a los hombres de Nicolás. Éstos protestan, pero los ciudadanos los superan en número.
Nicolás ha sido tildado de traidor. Seguro que intentará refutar la acusación, pero ambos sabemos que no es solo un rumor.
Hay gente congregada ante la casa de Nicolás, exigiendo respuestas. No las tendrán, evidentemente.
Soborno a varias personas para que proclamen por un día mi propia versión de los hechos.
La opinión pública es ahora un campo de batalla. Concentrado en este nuevo frente, Nicolás no se esperará mi ataque.

Tasas Eclesiásticas

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Han sobornado a la “Iglesia” de Lonigo para declarar herejes a los enemigos de Nicolás, condenándoles a juicios injustos y a la ejecución. Éstos no son “hombres de Dios”, sino hombres que se creen dioses. Les demostraré que son mortales.
Llama a sus guardias antes que a su dios. Dudo que este cura corrupto crea siquiera lo que él predica.
Una iglesia ofrece falsa seguridad. Termino con uno de mis objetivos a plena vista.
Encuentro a un sacerdote recogiendo documentos que condenan a una joven a la horca. Le estrangulo con la soga y él muere pataleando.
Un cura me habla como si fuese de los suyos, sin darse cuenta de que mi hábito es un disfraz. Enseguida le silencio.
Procuro no derramar sangre. Esta iglesia aún pertenece al pueblo de Lonigo.
La Iglesia puede ser más poderosa que la ley, así que me retiro en cuanto hago mi trabajo. Espero que los sustitutos de los hombres que he matado sirvan a su congregación con honradez.

Donde más Duele

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Nicolás usa sirvientes para hacer casi todas sus compras en Lonigo. No repara en gastos, así que sus hombres llevan grandes sumas de dinero. Creo que les daré un uso mejor… y también contrataré ayudantes.
Mis aprendices vuelven con las armas ensangrentadas y las bolsas llenas.
Un ataque provechoso. ¡Nicolás sentirá este aguijón!
Sospecho que mis reclutas sisan la mayor parte del dinero que obtienen. Supongo que se lo han ganado.
Un trabajo sucio: casi arrestan a mis hombres. Por suerte, han tenido éxito.
Me asombra la cantidad de dinero con la que Nicolás despacha a sus hombres. Cree que son intocables.
Aunque solo tenemos una pequeña porción de los ingresos de Nicolás, hemos conseguido preocuparle. Ahora está nervioso, y eso hará que cometa errores.

Sin Salida

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¡Nicolás planea huir de mi trampa! Está sacando de Lonigo convoyes con sus posesiones más valiosas. No será fácil apoderarse de ellos, pero pago bien a mis hombres.
El convoy sucumbe al fuego de desgaste de mis arqueros. Hay, sobre todo, ropas. Dejo a mi gente que coja lo que quiera y vendo lo demás.
Sacamos un convoy cargado de pinturas y estatuas. Algunos sugieren venderlas, pero me niego. Hay que proteger estas obras de arte.
Mis hombres casi pierden la batalla por uno de los convoyes, pero merece la pena: ¡hoy cenarán bien!
Nicolás trata de sacar de Lonigo a sus parientes, pero se los devolvemos. No quiero hacer daño a su familia, pero debe saber que ya no tiene el control.
Mis hombres no están entrenados, pero doblan en número a los jinetes de Nicolás, y se apoderan de un convoy.
Hemos vigilado bien: ni un solo convoy de Nicolás ha logrado escapar. Además, hemos conseguido fondos para costear mis planes.

PRUEBA DE SANGRE

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Con el entorno de Nicolás en su contra, utilizará cualquier recurso para asegurar su supervivencia, y yo usaré todos los míos para darle caza.

Profesionales

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La mayoría de mis esbirros son rufianes y ladrones. Pediré a mi orden que se una a mí y reduzca el número de guardias de Nicolás. Enviaré un mensaje cifrado por paloma mensajera. Ella sabrá adónde volar.
Ya he matado antes con este, hace muchos años.
Este feroz Asesino fue corsario berberisco. Es perfecto para mi plan.
Llega un condotiero. Sé que no es de mi orden, pero ha trabajado antes con nosotros. Confío en él sin reservas.
Llegan dos Asesinos con la cara cubierta. Deben de ser nuevos en la orden; si estás bien entrenado, no necesitas la máscara.
Se me ha unido uno de mis estudiantes. Será una buena lección para él, si es que sobrevive.
He pedido a mi Orden que me ayude mientras acabo con la vida de Nicolás. Saben que debo matar solo, pero intentarán que los guardias no interfieran.

Bloqueo

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Debo explorar todas las salidas de la mansión de Nicolás. Si intenta huir, podré anticipar cualquier movimiento suyo y adecuar mi estrategia rápidamente.
Sello varias de las ventanas cerradas desde fuera.
Ato cuerdas en el umbral de varias puertas. Quien las atraviese tropezará con ellas.
Derramo un frasco de aceite en las escaleras. Un truco burdo, pero eficaz.
Apago varias luces por el perímetro de la mansión. Sé moverme en la oscuridad, pero mi objetivo no.
Cuelgo unas ropas de Nicolás de los árboles que hay por su patio. De noche, puede confundirlas con Asesinos agazapados y elegir otra ruta.
He reducido mucho las opciones de Nicolás para huir. Parece excesivo, pero soy un detallista.

Control de Masas

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He dicho a mis hombres que acudan a la puerta principal de la mansión de Nicolás, para congregar una multitud. Eso distraerá a la mayoría de los guardias de Nicolás.
¡El grupo aumenta! Los gritos airados atraen cada vez a más gente.
Alguien observa a la multitud desde una ventana alta. ¿Nicolás?
Lanzan frutas contra la fachada de la mansión. Saben que no habrá represalias. ¡Son demasiados!
Varios guardias privados de Nicolás avanzan hacia la multitud. Veo indicios de violencia cuando les empujan. No salen de ahí.
Los guardias se adelantan y disparan sus arcabuces al aire. La multitud retrocede, pero no se dispersa.
He bloqueado toda posible huida por la entrada de la mansión. Muchos guardias estarán muy ocupados con el gentío para ayudar a Nicolás.

Eficacia Cruel

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Nicolás ha reunido a sus guardias tras la mansión. Pretende huir de Lonigo. Mis Hermanos se deslizarán entre la gente y matarán a todos los que puedan.
Uno de mis Hermanos lanza una bomba de humo a la multitud. ¡La guardia se dispersa!
Dos asesinos atacan en equipo. Sus hojas se saludan mientras atraviesan a sus víctimas.
Oigo el silbido de cuchillos cruzando el aire y caen tres guardias.
Los guardias se gritan unos a otros, confusos. Uno no termina la frase.
Apenas atisbo a mis Hermanos mientras se mueven entre la multitud.
Los guardias están ocupados. Voy a entrar en la mansión. Sin duda habrá más guardias dentro, pero podré con ellos yo solo.

En la Guardia

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He entrado en la mansión. El ruido exterior es tremendo, pero oigo varias voces dentro. Debo andar con cuidado en busca de mi presa.
Veo un grupo de guardias rebuscando en los armarios de Nicolás. Cogerán su paga a toda costa y pronto le abandonarán.
Se han reunido varios hombres cerca de la entrada. Discuten cómo sacarán a Nicolás de la mansión sano y salvo. No está con ellos.
Oigo la voz de Nicolás en el piso de arriba.
Me escondo entre las sombras de una alcoba, y los guardias pasan de largo. Pendientes de la masacre de ahí fuera, no se detienen a investigar.
Mientras entro en la mansión, me fijo en cada ventana y cómo se alinean por fuera. Estudio las cerraduras de las puertas y planeo mi ruta de escape.
Nicolás está en el piso superior. Deduzco que muchos de sus guardias se han ido. Me oculto un instante para concluir mi estrategia antes de actuar.

PASANDO POR MUERTO

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¡Debería estar muerto! El Asesino clavó la hoja con saña, y aun así respiro. ¡El Sudario! Sabía que él lo encontraría, pero aun siento su presencia. Lo oigo en mi mente.

La Voz de la Razón

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Solo es un susurro en mi cabeza, pero debo actuar. Habla en una lengua que no entiendo, pero intuyo lo que significa. “LEVÁNTATE”, me pide. Lo intento, pero mis heridas son muy graves.
“TU DOLOR ES PASAJERO. IGNÓRALO.”
“CONCÉNTRATE. CIERRA TUS HERIDAS.”
“ABRE LOS OJOS. DORMIR ES MORIR.”
“NO CREAS EN TU FRAGILIDAD.”
“ACÉRCATE.”
Me arrastro por las tablas bajo mi mesa y hago palanca para levantarlas. Cuando lo veo, mi mente se ilumina.

Blanco

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Al tocar el artefacto, mi mundo queda envuelto en una luz brillante. ¿He muerto? ¿Podría ser…? ¡No, tengo que despertarme!
Extiendo los brazos y los veo estirarse hacia el vacío.
¡Ojos dentro de los ojos! ¡Un mar infinito de percepción! ¡Deja de mirar! ¡Por favor, no mires!
Mi lengua capta un viento juguetón, se desenrolla como una cinta roja, ondea en el cielo y yo sonrío.
Alcanzo el blanco y me mancho las manos. Observo cómo recorre mis venas.
Intento cerrar los ojos, pero tengo uno.
Sacudo la cabeza y la estancia vuelve a la normalidad. ¡Me muevo otra vez! El dolor es brutal, pero he rejuvenecido. Cojo el artefacto.

Resultados

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¡Mi mansión está ardiendo! ¡Tengo que salir de aquí! Espero que el gentío se haya dispersado ahí fuera.
Me tropiezo con dos de mis guardias. ¡Les han rajado el cuello!
No se puede pasar por el hueco: han caído escombros ardiendo desde arriba. No sé si me quedan fuerzas para encontrar otra salida.
Me tiemblan los dedos. Casi se me cae el artefacto; lo sujetaré bajo el brazo.
El vestíbulo está a oscuras. Avanzo a tientas palpando la pared, mientras cruzo los dedos.
Tanteo una ventana, pero está cerrada desde fuera.
Respiro hondo al dejarme caer sobre la hierba. ¿Adónde iré? Aunque lograse huir de Lonigo, no sobreviviría a un viaje a otra ciudad. Salvo que…

Efectos Secundarios

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No tengo elección. Sea cual sea el poder de esto, debo intentar desatarlo. Me envuelvo en el Sudario.
Empiezo a vomitar. Poco al principio, pero ya es rojo y expulso mis entrañas con violencia.
¡Demasiado! Miles de voces gritando a la vez. ¡Mi cabeza no aguanta más!
Mi cuerpo se retuerce. Los músculos se tensan más de lo que es posible y noto mis huesos romperse.
¡Siento el poder del Sudario! ¡Me está destrozando! ¡No puedo controlarlo!
Ya no tengo el control sobre mi cuerpo. Se reconfigura como requieren las voces.
He dejado de respirar. No veo por un ojo, y el otro va enfocando cada vez peor. Veo que el Asesino se acerca. “Qué asco”, dice mientras retira el Sudario de mi cuerpo moribundo. ¿Cómo? ¿Cómo lo sabía?

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