Adewalé

Nacido de padres esclavos en Trinidad, Adéwalé fue vendido al dueño de una próspera plantación antes de su adolescencia. Escapó al unirse a un grupo de bucaneros que asaltaron la plantación.

Adé navegó con este grupo de hombres durante muchos años, perfeccionando sus habilidades como marinero. En 1715, fue capturado por las autoridades españolas, que decidieron enviar Adéwalé a España, y le subieron a uno de los galeones que constituían la Flota de Indias. Gracias a un huracán, y a un joven pirata galés llamado Edward Kenway, Adé escapó. Liberando más prisioneros mientras escapaban, Adé y Edward tomaron un bergantín y zarparon justo a tiempo para vencer a lo peor de la tormenta. Cuando pasó el huracán, Adé era libre una vez más.

Adé se convirtió en el contramaestre a bordo del barco del Capitán Edward Kenway, El Jackdaw. Operando desde Nassau por un tiempo, se hicieron ricos de sus botines y vivieron la vida que siempre habían soñado. Pero Adé era un hombre que valoraba los ideales democráticos de la república pirata muy por encima de los botines que adquirieron mientras lo vivían. Viendo a Edward Kenway hundirse en la espiral del egoísmo, la codicia y de gloria inútil, se preguntó si no había una causa más noble que podría adoptar para satisfacer sus ideales.

Adé se reunió con Ah Tabai en la aldea de los Asesinos en Tulum. Allí habló con el viejo Mentor y le hizo muchas preguntas acerca de la Hermandad. Después de escuchar las respuestas que le satisfacieron mucho, Adé se unió a ellos. Por más de quince años, Adéwalé sirvió fielmente a los asesinos. Pero con el tiempo, se preocupaba cada vez más por los recuerdos de su pasado.

En 1735, durante una misión de eliminar a un Almirnate Templario frente a las costas de Santo Domingo, Adé fue arrojado por la borda y encalló cerca de Port-au-Prince.

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