Los reyes Isabel y Fernando representan el catolicismo en España. En el pasado consiguieron la atención de los templarios con su magistral diplomacia y sus iniciativas religiosas. No debe volver a ocurrir.
RECOGIENDO LOS RESTOS
Tras la muerte de Luis de Santángel, no tenemos contactos dentro del círculo real español. La influencia de los templarios sobre la reina Isabel nos concierne, pero sin Luis, estamos ciegos y no sabemos qué hace Isabel.
Comenzamos el largo viaje a España para infiltrarnos en la corte de la reina. Entramos disfrazados de embajadores de Roma.
Descartamos a los que tienen algún poder importante, y encontramos a un oficial menor que nos indicará dónde están los aposentos de Santángel.
El cuarto de Santángel está revuelto y parece que se ha perdido toda prueba de su trabajo. Por suerte, vemos lo que los templarios no pueden ver. Hallamos el diario en un hueco de la pared.
Salimos de los aposentos y unos guardias españoles nos dan el alto. Quieren registrarnos.
Entrego el diario de Santángel, sabiendo que solo encontrarán en él estudios y textos religiosos. El auténtico contenido se oculta detrás de lo aparente. Nos devuelven el libro y nos dejan pasar.
El diario nos cuenta mucho. Los españoles le creían un colaborador leal, pero estaba envenenando a la reina poco a poco, tal vez como represalia por la Inquisición y la masacre de su familia. Aunque puede haber más.
BAJO PRESIÓN
Debemos saber hasta qué punto los templarios influyen en la reina Isabel y el rey Fernando. Son poderosos pero impredecibles. Si están ayudando a los Borgia, debemos detenerles.
Seguimos a Isabel y estudiamos su comportamiento. Siempre la acompaña su guardia personal, y aunque eso dificulta nuestra labor, no suelen vigilar los tejados.
Pasa la mayor parte de su tiempo con consejeros religiosos. Su fe la ha llevado al extremo y provoca grandes sufrimientos a través de la Inquisición.
Vemos cómo sacerdotes y profetas manipulan a su reina. Es extraño que domine la política y sin embargo quiera que otros controlen todos los asuntos de la fe. Es una debilidad.
Interceptamos a sus mensajeros y leemos cartas peligrosas: sentencias de muerte, tratos con los Borgia… César busca su influencia sobre Portugal, y España tiene poder para ayudarle.
Las cartas de César están salpicadas de amenazas, apoyadas por la Iglesia de su padre. Para alguien tan religioso como la reina, su situación es complicada.
La reina Isabel ha elegido servir en secreto a los Borgia en lugar de rebelarse, y su poder sobre Manuel I de Portugal amenaza con extender su vil Inquisición. Su reinado debe terminar.
EL FIN
Acabaremos lo que Luis empezó. Envenenaremos a la reina Isabel. Junto con su marido y bajo la dirección de los Borgia, acumula demasiado poder en sus manos.
Hay recetas y medidas del veneno de Santángel ocultas en el diario. Las dosis que ha administrado deberían ser letales.
Decidimos doblar la dosis. No podemos permitir que César tenga el menor poder sobre el trono de España.
Santángel menciona en su diario a una sirvienta de Isabel como su cómplice. Desde que Santángel murió, esta mujer no ha sido capaz de elaborar el veneno.
Santángel significaba mucho para esta mujer y aún lamenta su muerte. Le decimos que hay un modo de acabar lo que empezaron. Podemos proporcionarle el veneno.
La sirvienta duda, pero le enseñamos el diario y las notas ocultas que alaban sus facultades. Confía en nosotros. Continuará con el plan de Santángel.
La reina Isabel está muriendo sin sospechar de su mal. No dejamos pruebas que indiquen traición. Solo podemos confiar en que su muerte despierte a Fernando de su letargo y tal vez incluso le haga enfrentarse a los Borgia.