15 de julio de 1755

Desde el mes de mayo he sido el edecán del general Braddock. Este soldado inglés llegó a América a principios de año para participar en la ofensiva contra los franceses. Esperaba que su experiencia me ayudara a conducir al ejército a la victoria. En cambio, me hizo llevar a nuestros hombres hacia el peor de los desastres.

Cuando cruzamos el río Monongahela nos sorprendieron los franceses y sus aliados indios. La estrategia británica resultó inútil en aquel terreno boscoso. Los franceses nos masacraron. El general fue malherido y me vi obligado a organizar la retirada de las tropas. Después contamos las bajas: habían muerto 456 hombres de los 1600 que habían participado en el combate. NI siquiera sé como logré sobrevivir, encontré cuatro balas alojadas en mi abrigo y dos caballos murieron a mis pies durante la batalla.


El general Braddock. Sus heridas eran demasiado graves. Una bala le atravesó el brazo y se alojó en el pulmón. Murió el día 13.

Vovler

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