El rey Manuel ha traído riqueza a Portugal, y su avance en el dominio del comercio marítimo y el descubrimiento de tierras es imparable. Con este poder en aumento, sus ambiciones diplomáticas nos preocupan.
FLETANDO OPORTUNIDADES
Las operaciones en la India han despertado nuestra preocupación por los vínculos del rey Manuel con los templarios. ¿De dónde saca la información? ¿Cuáles son sus intenciones?
Ha sido complicado entrar en Portugal. Manuel tiene un estricto control sobre el tráfico marítimo y nos hemos retrasado horas presentando documentos falsos y contando nuestras mentiras.
Encontramos una brecha en el consejo de Manuel, un hombre indulgente de costumbres repulsivas. En un país con tales ideas religiosas en auge, podemos ponerle fácilmente en peligro. Se lo decimos.
Empieza a hablar, pero sus historias no nos impresionan. Sabe algo más. Le ponemos una hoja sobre la garganta.
Empieza a contar nuevas historias. Interesantes. Como temíamos, tanto los Borgia como España tienen intereses en Portugal. Matrimonios de conveniencia. Tierras. Los pactos secretos son asombrosos.
Nos miramos mutuamente, incapaces de asimilar los hechos que acabamos de conocer: conquistadores con crueles intenciones, la Inquisición, Calcuta.
Debemos darnos prisa; Manuel está construyendo una enorme flota para su mejor explorador, Vasco de Gama. Quiere tomar represalias contra Calcuta para favorecer a los Borgia. ¡Hay que avisar a nuestros Hermanos! Aquí, en Portugal, crece la amenaza del éxodo.
ÉXODO
Debido a la presión española, Manuel I ha expulsado a la población judía de su país. Sin embargo, sus hombres han bloqueado el puerto, impidiéndoles huir y obligándoles a convertirse al cristianismo. Aquellos que se niegan son golpeados, o cosas peores. Haremos lo posible por ayudar.
Hemos enviado mensajes a nuestros contactos en Portugal. Sabrán dónde nos encontraremos. Los guardias portugueses que simpatizan con los judíos nos han dejado usar un puerto abandonado. Hemos puesto tres barcos, pero no bastan.
No podemos ayudar a los que están en las ciudades; no podemos enfrentarnos solos a los portugueses. Pasan las horas y empezamos a perder la esperanza de que algún aliado haya sobrevivido.
Por fin empiezan a llegar rostros familiares. Sabios y artesanos con sus familias, todos ansiosos por partir, pero debemos esperar. Vendrán más.
Otros llegan heridos, perseguidos por soldados falsos. Se sorprenden al ver que les espera un ejército armado.
Indignados, nos lanzamos sobre los soldados portugueses. No son rivales para nosotros, y pronto sembramos la playa con sus cadáveres.
Sobrecargamos los barcos para salvar miles de vidas, pero no es suficiente. La situación en Portugal todavía es sombría.
UNA OPORTUNIDAD PARA LUCHAR
Viaja a Lisboa. Estamos cargando el barco con provisiones, armas y armaduras. Enseña a los oprimidos cómo utilizarlas y las tácticas necesarias para contraatacar contra los hombres de Manuel desde las sombras, sin llamar la atención.
No tenemos recursos para combatir con ellos, pero les ayudaremos a sobrevivir. Si entrenamos a los más fuertes, estos entrenarán a los demás.
Armamos a nuestros aliados, pero no son soldados. Son mercaderes y artesanos, filósofos e inventores. No les animamos a luchar. Piden lo que es justo.
El entrenamiento es breve, pero intenso. No podemos esperar que dominen las armas, así que nos centramos en las tácticas: sorpresa, impacto, intimidación… Algunos están horrorizados; las tácticas funcionan.
Damos a los rebeldes los nombres que descubrimos, gente cuya muerte creará una gran confusión entre las filas enemigas. No llegaremos hasta ellos fácilmente.
Antes de irnos, nos ofrecemos de nuevo a llevar más gente con nosotros. Pocos aceptan.
Contraatacarán a Manuel y acabarán con muchos de sus guardias, pero la victoria es imposible. Aunque, si al menos mantienen a Manuel distraído, no podrá atender a las demandas de los templarios… y nosotros tendremos más sitio para respirar en otra parte del mundo.