No hay dudas de que las cabillas y los machetes fueron útiles en escenarios de combate en espacios cerrados. Sin embargo, los sanguinarios bucaneros llegaron en busca de armas de chispa cuando la fuerza letal sobre grandes distancias fue requerida.
Introducido a comienzos del siglo XVII, el mecanismo de disparo de llave de chispa fue utilizado en pistolas, rifles y mosquetes a lo largo de la Edad Dorada de la Piratería. El aparato en sí mismo es bastante básico en funcionamiento – un pedernal es mantenido en un martillo de resorte el cual, cuando se suelta el gatillo, golpea contra un acero ‘Frizzen’ para crear una chispa que enciende la pólvora en el interior del cañón de la pistola y dispara el tiro.
A pesar de su simplicidad, las armas de chispa eran propensas a fallos y generalmente descargaban sólo un único disparo ante el laborioso proceso de recarga que tenía que ser llevado a cabo. Más tarde, las pistolas de chispa emplearon múltiples cañones para permitir un disparo repetido. Edward Barbanegra Tratch (o Teach) tenía, sin embargo, su propia solución.
Según el relato del capitán Charles Johnson, Barbanegra usaría ‘tres pares de pistolas’ cuando entraba en combate. Esto era, con toda probabilidad, una medida para aterrorizar a sus adversarios a una sumisión inmediata – al igual que las trenzas de fuego escondidas en su sombrero – pero fue un hombre valiente (o estúpido) que se atrevió a poner a prueba su determinación.
Las pistolas de llave de chispa se mantuvieron en uso durante 200 años, cuando finalmente fueron reemplazadas por sistemas de disparo más fiables. He aquí una pistola típica de mediados del siglo XVIII, la cual también muestra que algunas cosas realmente mejoran con la edad. Gracias a Gabriel Vandevort de www.ancientresource.com por el uso de la imagen.
Traducción por José Carlos García Díaz
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