Los piratas caribeños del siglo XVIII vivían verdaderamente al margen de la ley. Su sociedad contrastaba enormemente con la de los británicos, españoles y franceses ávidos de poder. Edward Kenway recurre a los piratas para aprender a luchar por la libertad.
Al igual que Yusuf Tazim instruyó a Ezio Auditore en el arte del gancho, Edward Kenway aprende su vistosa forma de combatir de los mejores. Las peleas tabernarias están a la orden del día y requieren gran inventiva en lo que respecta a las armas, como el uso de botellas o sillas cuando no se tiene un sable a mano. En el siglo XVIII tampoco existían las reglas de Queensberry, así que el boxeo sucio era la norma general.
Siempre que se tuvieran los medios, el saqueo de barcos rivales era también habitual entre los piratas. Edward se verá tentado de participar en esta práctica, pero tendrás que decidir si es lo bastante fuerte y si cuenta con el equipo apropiado para salir ileso.
Pero sobre todo, la intriga de Assassin’s Creed® IV Black Flag™ radica en el realismo de las historias de los piratas que cuenta. Edward conocerá personalmente a los pobres y desesperados marineros británicos que se convirtieron en “hombres ricos” y en temibles líderes de un nuevo orden. Tenían reputación de ser hombres violentos, crueles y libertinos