Madeleine de L’Isle, una de las líderes más subestimadas de la historia, liberó a cientos de esclavos y los puso a salvo en un refugio tropical cuya construcción supervisó personalmente. Asesinada cruelmente en el cénit de su carrera por Aveline De Grand Pré, la huérfana que rescató de un hogar deshecho, Madeleine ejerció como maestre templaria en las colonias del sur desde 1764 a 1777.