Para muchos, la palabra “apocalipsis” significa el fin del mundo. No es cierto. Los apocalipsis son eventos de gran importancia, puntos de inflexión, seguidos de períodos de renovación que afectan a toda la humanidad. Estos eventos y los ciclos que inician son difíciles de precisar y definir con absoluta certeza. Sin embargo, según hallazgos arqueológicos, diversas investigaciones científicas y, lo que es más importante, un intensivo análisis de los datos en bruto de los que disponemos, hemos podido determinar cuándo sucedieron algunos de estos apocalipsis.
Uno de ellos fue la catástrofe de toba, que se produjo hace entre 69.000 y 77.000 años. Tras ese cataclismo, los que nos precedieron fueron poco a poco extinguiéndose y lo que quedó de la humanidad se dispersó por todo el planeta. Estimamos que los que nos precedieron tardarían aún decenas de miles de años en desaparecer por completo de la faz de la Tierra, pero, sin duda, la catástrofe de Toba destruyó su sociedad y marcó el comienzo de una nueva era para la humanidad.
Desde entonces se han producido muchos eventos similares, pero nuestra orden le preocupa más el futuro. Ciertamente, si nuestras proyecciones son correctas, estamos al borde de otro apocalipsis, que marcará el inicio de otra nueva era.