Para el siglo XVII, la humanidad estaba por fin preparada. Y nosotros también.
No seguiríamos tolerando el salvajismo y la ignorancia. No seguiríamos impasibles mientras hacían sufrir a hombres de ciencia. No seguiríamos permitiendo que la humanidad se guiara por egoístas ambiciones. Había que rectificar los errores del pasado, nuestros errores. Había que influir en los líderes y pensadores de la sociedad, no controlarlos. En los albores del siglo XVII, la humanidad parecía realmente lista para dejarse guiar a una nueva era
Nosotros seríamos esa guía.
Con intelectuales como Spinoza, Locke, Newton y Bacon, surgió un nuevo modelo de sociedad, una sociedad donde la ciencia y la tecnología pudieran prosperar. Eso servía a nuestros fines.