Esta vez la guerra será contra los ingleses. No nos queda más opción. La espada de un hermano se ha hundido en el pecho de un hermano. Las llanuras americanas, antaño felices y pacíficas, ahora sólo pueden cubrirse de sangre o ser habitadas por esclavos. Las alternativas son deplorables, pero llegados a este extremo, ningún hombre virtuoso dudaría. Ayer, durante la reunión del congreso en Filadelfia, acepté el puesto de comandante en jefe de los ejércitos de la Unión.
En estas circunstancias, el deber de todo ciudadano es responder a la llamada de su país sin vacilar.
*Uno de los valerosos hombres que impulsaron el motín del té en el año 1773. Está muerto, pero me habría gustado conocerlo.
El general Charles Lee. Este hombre será de gran valía para la nación en futuros conflictos. Sin embargo, se rumorea que ambiciona el puesto de comandante en jefe que acaban de asignarme. Espero no tener que cuestionar su lealtad.