Duncan Walpole era un Maestro Assassin que decidió traicionar a la Orden y unirse a los templarios de las Islas Occidentales. Asesinado por Edward
Punto de vista Assassin
Duncan Walpole fue otra víctima de su propia arrogancia. Escaló posiciones rápidamente en la Armada Real durante su juventud, pero su naturaleza impulsiva y temperamento violento lo frenaron. No ascendió de rango y eso lo llevó a unirse a la Hermandad, donde se convirtió en Asesino y, una vez más, exigió la gloria que creía merecerse. Como era de esperar, sus habilidades no eran equiparables a su complejo de superioridad y cuando su cólera le volvió a impedir alcanzar la gloria y la fortuna, cambió de bando y se unió a los templarios. Como estafador vigilante y motivado, siguió llevando a cabo misiones para los Asesinos mientras esperaba la oportunidad perfecta para sabotearlos. Sin embargo, un naufragio lo llevó directamente a manos del futuro Asesino Edward Kenway. Su vida acabó de la manera más adecuada, cuando Kenway adoptó su identidad y sus recompensas.
Punto de vista Templario
Duncan Walpole era otro Asesino que descubrió que unirse a la Hermandad no era todo lo que esperaba. El Gran Maestre Torres le ofreció una manera menos violenta de alcanzar sus metas, exenta de los asesinatos e intrigas que los Asesinos tanto adoran. Duncan se percató de que los conceptos de éxito personal y la paz mundial no tenían por qué excluirse el uno al otro y que podían coexistir en el camino templario hacia el Nuevo orden mundial. Todo antiguo Asesino que se percate de ello debilita a la Hermandad considerablemente, así que Duncan se convirtió en una prueba que debía ser eliminada.