Aunque nuestra orden prosperó en la Edad Media, cayó en el pesimismo durante el Renacimiento. Operando al margen de la sociedad, nuestros líderes, encabezados por Rodrigo Borgia, perdieron el rumbo. Cegados por la codicia y la ambición personal, olvidaron el verdadero propósito de nuestra orden. Fueron tiempos muy oscuros para nosotros.
A pesar de los errores del Renacimiento, la búsqueda de entendimiento prosiguió. A la sombra de la cruz, grandes hombres siguieron adelante, para convertirse en lo que deberíamos haber aspirado a ser: auténticos pioneros de la investigación científica. Fue por ellos por lo que la época acabó llamándose Renacimiento.
La humanidad no estaba perdida, después de todo.