Mi guerra ha comenzado y cada vez comprendo un poco mejor lo complejo de este arte. Para mi primera misión me enviaron al valle de Ohio con órdenes de entregar un mensaje a los franceses. El mensaje exigía que se retiraran de nuestro territorio. El comandante francés de Fort Le Boeuf, un tal Monsieur Jacques Legardeur de Saint Pierre, me recibió con cortesía.
Por desgracia, sus buenos modales se combinaron con un rechazo categórico a ceder a nuestras exigencias.
La situación degeneró aun más en febrero de 1754, cuando los canadienses tomaron Prince George, el fuerte que habíamos construido para reforzar nuestra posición en el valle.
En mayo, por fin pude dirigir una batalla real contra esos malvados canadienses en Great Meadows. El silbido de las balas que volaban a mi alrededor me resultó en cierto modo cautivador. Obtuvimos la victoria pero, por desgracia, el jefe indio Half King que nos acompañaba mató al comandante francés del destacamento contrario con su tomahawk.
Me han informado de que los franceses me consideran el responsable de la muerte del oficial, que al parecer era uno de sus emisarios, y que han enviado un destacamento de 500 hombres a por mí. ¡Creo que pronto volveré a tener el placer de oír el sonido de sus balas!
Mis soldados, tramperos, campesinos, algunos indios… Un grupo variopinto de virginianos que comparten su odio hacia los franceses.
