Cañón

Si las armas de llave de chispa del siglo XVIII eran erráticas y difíciles de cargar, resérvate para los hombres y muchachos responsables de disparar un cañón de barco.

Ya es suficientemente malo que el cañón fuera diseñado para disparar un único disparo en el momento, pero incluso llegados a este punto fue un esfuerzo de equipo que requería habilidad, criterio y un riguroso entrenamiento. Por no hablar de la valentía para hacer frente a fallos de encendido, de la artillería de entrada y el peligroso retroceso.

Sin embargo, el proceso de carga era relativamente sencillo. La carga de pólvora se inserta en primer lugar, seguida de un fajo de tela. A continuación, la bala de cañón se aprisionaba ante otro fajo, el cual era necesario para evitar el retroceso de todo el conjunto de nuevo. Después de todo eso, era cuestión de puntería, encender la mecha, retroceder y esperar lo mejor. Simple, ¿no?

Bueno, en realidad no. Esto se debe a que la carga de pólvora tuvo que ser traída por el ‘grumete encargado de la pólvora’ – generalmente se trataba de un niño forzado al servicio. Mientras tanto, apuntar con el arma era problemático en un barco que, sin duda alguna, se balanceaba y cabeceaba todo el tiempo. Por último, encender el fusible de explosión era mejor hacerlo a una cierta distancia por razones obvias, pero también debido al feroz culatazo después del disparo. Suponiendo que incluso el cañón disparase algo, claro está.

Una tripulación bien disciplinada tal vez podría disparar tres tiros en cinco minutos, y sólo a corta distancia debido al limitado alcance del cañón. Afortunadamente, las batallas navales en Assassin’s Creed IV: Black Flag son mucho menos complicadas, como pronto descubrirás. Las tácticas navales desempeñarán sin duda un papel importante, pero tocaremos ese asunto en un próximo artículo.

Traducción por José Carlos García Díaz
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